Descripción
Ceniciento, otra manera de ser hombre.
Artículo extraído del blog de la editorial: Libros de las Malas Compañias
Ceniciento, el que remueve la ceniza, el encargado del calor y de la luz del hogar, el infravalorado que afronta con ingenio e inteligencia sus miedos, encarnados en trolls y gigantes, eso sí, siempre con mucha paciencia, parándose una y otra vez a reflexionar, utilizando aquellos objetos que le rodean, cosas sencillas, como artesas, clavos, velas… algunos de los cuales ha heredado. Le da valor a lo heredado, a lo antiguo, al pasado para afrontar los presentes y los futuros, elimina de un plumazo la inmadurez consustancial a la sociedad actual donde los adultos, principalmente los varones, tendemos a no asumir la ética del cuidado, a no responsabilizarnos. La persona madura asume el conflicto y lo afronta, ese es el camino de Ceniciento. Renuncia a dar tanta importancia al disfrute inmediato, el tan venerado “aquí y ahora” que te lleva a querer vivir la eterna juventud. Jóvenes que nos queríamos parecer a los adultos, adultos que se quieren parecer a los jóvenes.
La parte subversiva que más me atrae de Ceniciento es la paciencia, el detenerse a pensar una y otra vez para superar los obstáculos que se va encontrando, y lo quiere hacer colectivamente, aunque sus hermanos no le secunden. Porque el pensamiento subversivo plantea alternativas y pone colorados a aquellos que dicen “yo te resuelvo los problemas, no pienses por ti mismo, la incertidumbre mata, yo tengo la solución”. Además, el espacio del silencio, del apaciguarse, del detenerse a reflexionar sobre adónde vamos, es resistir al neoliberalismo que prima lo inmediato y pone por encima la producción y el dinero sobre la dignidad de las personas.