Animalotes es sin duda una série de cómic divertido, editado por  Anaya, con protagonistas que se debaten entre los dictados de sus instintos y los de la razón. A veces no dan la talla, pero no cejan en su empeño por cambiar y ser mejores personas. También es la historia de cómo en ocasiones la amistad surge de la manera más inesperada, y se va haciendo fuerte y auténtica con el tiempo y las vivencias en común. Es esta imperfección, y la forja de una amistad auténtica, lo que hace que nos sintamos íntimamente ligados a uno u otro protagonista según el momento de la narración.

Pero, ¿quienes son los Animalotes?

Animalotes son una panda de amigos que, cansados de ser siempre los malos, deciden limpiar su imagen a través de sus actos.

Animalotes editado por anaya y escrito por aaron blabey

El equipo es de lo más absurdo:

  • Un lobo muy emocional que lidera el grupo.
  • Un tiburón bonachón, maestro del disfraz, con una asombrosa capacidad para permanecer sin ahogarse fuera del agua.
  • Una serpiente, que trata de ser buena pero no lo suele conseguir.
  • Una piraña boliviana, siempre hambrienta, que, al igual que el tiburón, nunca explica cómo es capaz de sobrevivir fuera del agua.

Cambiar la percepción que la sociedad tiene de ellos no es fácil, pero Lobo ideará los planes más rocambolescos para demostrar al mundo que no son esos animales «malotes» que la gente cree, sino más bien un «Club de Buenazos», super héroes al servicio del bien.

Si algo prima en esta serie de cómic es el enorme sentido del humor, nada simple a pesar de su escaso texto. Dobles sentidos aparecen con frecuencia, y también toques clásicos que siempre nos sacan una carcajada: los mamporros, la deglución de tus compañeros o todo lo «escatológico».

Con cada nuevo episodio la trama crece en el absurdo y el disparate. También aparecen nuevos miembros que aportarán mayor riqueza al equipo de Buenazos, concretamente una tarántula experta hacker y una zorra, perteneciente a un grupo especial de alto secreto.

Una serie ideal para jóvenes lectores, desde 8 años, de la que ya se han editado 6 episodios y de la que esperamos muchos más.

En ocasiones denostamos el cómic como herramienta de lectura porque tienen poco texto. Sin embargo, olvidamos el hecho de que la profusión de escenas y la expresividad de las mismas nos aportan una información extra, y que en ocasiones no es fácil de procesar, requiere de esfuerzo al igual que la lectura de una novela. Unificar la información que nos aportan texto e imagen en un solo «cuerpo» y comprender el mensaje que trasmite el autor, es un ejercicio complejo que requiere de madurez y atención. Con esto lo que trato de expresar es que leer supone un esfuerzo, pero leer e interpretar simultáneamente una imagen también, así pues los cómic no son «de vagos» o de niños que no les guste leer.

Desde mi punto de vista, el cómic es un formato que atrae poderosamente la atención de niños y niñas muy visuales, y en una sociedad donde prima lo visual el fomento de esta capacidad me parece clave.

Y puestos a reivindicar este arte, pienso que no es justo que se le minusvalore considerándolo una mera herramienta para conseguir un objetivo «mas elevado», como al parecer es la adquisición del hábito lector, entendiendo por lector única y exclusivamente a la persona que lee narrativa. A pesar de que es cierto que, en muchas ocasiones, el cómic supone la antesala a la narrativa, en ocasiones este paso no se da nunca, sin desmerecer por ello el gusto por este estilo.

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