Cuando llegó a casa Atlas el gran viaje ilustrado, lo primero que preguntaron mis hijas fue si el libro recibía su nombre debido al titán griego Atlas condenado por Zeus a sujetar la bóveda celeste.

El caso es que todavía no tenemos claro si atlas viene por la representación del titán en la escultura llamada El Atlas de Farnesio (siglo II d.C.), donde aparece el titán sujetando sobre sus hombros un globo terrestre, y que fue portada de varias colecciones de mapas, o bien se debe a Gerard Mercator, el famoso cartógrafo que ideó la proyección cartográfica que respetaba la forma de los continentes, y que hoy en día todavía utilizamos. Mercator utilizó la palabra atlas aludiendo a la cordillera africana y a un rey y astrólogo norteafricano cuyo deseo era transformase en montaña para poder abrazar el cielo.

Y así vamos tirando del hilo, porque somos amantes de los felinos y recordamos que también existían leones en la cordillera del Atlas, subespecie que se encuentra extinta hoy en libertad.

Y es que los libros informativos tienen estás cosas, que sugieren más allá de la propia temática del libro, incitan a la investigación, la reflexión y el descubrimiento, y eso a veces ocurre ya solo gracias al título.

Pero vayamos con el libro…

Se trata de un atlas ilustrado, y es en el aspecto más visual donde recae toda su fuerza informativa.

Comienza con una visión general del mundo, es decir con un mapamundi político en el que destacaría que, al utilizar solo el nombre de los países, pero nombrar que todos tienen una capital, abre una nueva vía de investigación muy interesante.

También aporta dobles páginas de temas que son siempre “trending topic” entre l@s niñ@s: banderas, moneda, transportes, vestimenta tradicional, y un aporte original que no suelo ver y que me ha encantado, instrumentos musicales tradicionales.

El libro se estructura después por continentes, con una primera página de datos relevantes, pero relevantes especialmente para niños. Así aprendemos cosas como el país más grande, el más pequeño, la ciudad más poblada, el río más largo, etc.

Prosigue con dobles páginas temáticas: monumentos, vida salvaje y un interesantísimo gabinete de curiosidades con el que descubrimos objetos característicos de cada país (la navaja suiza, las banderas koinobori japonesas, los panqueques de estados unidos).

No es un libro con una gran cantidad de información, sino un libro proporciona datos suficientes pero sin abrumar y que sugiere, seduce y estimula la curiosidad.

Una herramienta ideal para descubrir el mundo, tanto por los datos que aporta como por las oportunidades de ampliar información que brinda.

 

Editorial: Zahorí books

Autor: Pascale Hédelin / Ilustradora: pati Aguilera


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