Hay tantos bosques como personas; un mismo bosque puede verse y sentirse como maravilloso, único y especial o, en el caso de una persona con “ceguera vegetal”, como una masa verde sin personalidad alguna.
El bosque es nuestra casa es una mirada al bosque muy completa, pues nos muestra a estas importantísimas formaciones naturales desde muy distintos puntos de vista, y es interesantísimo. Sara Fernández y Sonia Roig ven el bosque con los ojos de la ciencia y nos cuentan hechos tan importantes cómo los aspectos que identifican a un bosque, por qué estos cambian según su ubicación geográfica, o cómo eran los bosques del pasado. Me gusta especialmente que se haga referencia al pasado, pues es la única forma de entender la complejidad del presente y de vislumbrar el posible futuro.
El libro profundiza en ciertos aspectos que, al menos yo, no había visto reflejados en otros libros informativos. Me refiero a los capítulos dedicados a las semillas, los anillos de los troncos y al fuego, entre otros. Las semillas son muy diversas, no solo por su forma de dispersión sino también por la manera en que germinan, y los anillos de los troncos informan de mucho más que los años que tiene un árbol, algo que me ha resultado fascinante. El fuego es una de las mayores amenazas que sufren nuestros bosques y conocer los peligros de un incendio, cómo aparecen o los medios de extinción y prevención me parece importantísimo.
Pero no os voy a adelantar más; el libro en su conjunto me parece muy valioso, tanto por la riqueza de conocimientos que aportan los textos, sencillos y bien ordenados, como por las coloridas ilustraciones a lápiz, muy “cuquis” pero sin perder realismo, que dan calidez y viveza, así como por la vocación claramente conservacionista que desprende.
La figura de Silvia, la niña que nos acompaña a lo largo de todas las ilustraciones es una preciosidad, una suerte de niña científica-hada que te enternece y que representa muy bien lo que quiere trasmitir el libro, la importancia de la mirada científica pero también de la conexión emocional con la naturaleza. Además, las autoras plantean un juego al final en el que deberemos encontrar más de 180 especies que aparecen en las distintas ilustraciones. ¿Te atreves a buscarlas todas? Ahh, por si os surge la pregunta, todas las especies forman parte de la fauna y flora de España y el libro no tiene edad.
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